La Peligrosa

La Peligrosa. Así bautizaron mis amigos a la única chica que he conocido vía internet. Empezamos a hablar y a hablar y llegamos a coger una confianza tal vez preocupante a través del teclado, hasta que, finalmente, decidimos conocernos, movidos por la curiosidad y porque el halo de misterio que nos envolvía a cada uno nos llevaba cada vez más a pensar en un posible despertar de sentimientos que, gracias a dios, no sucedió.

Nos conocimos cierta noche. Lo cierto es que ella me cayó muy bien. Me hizo gracia. Era simpática y agradable. Y como ya había visto por su hablar, muy inteligente, me hacía pensar. Pero en ningún momento me sentí atraído por ella (peligrosa viene por peliroja pasadita de kilos, lo que no me justifica, pero en cierto modo aclara) Cierta decepción (tras conversaciones muy prometedoras e íntimas a través del messenger)que ella no tuvo, al parecer. Lo correcto entonces sería tratar de distanciarse un poco sin perder la educación.

El destino es caprichoso y al poco, nos volvimos a encontrar. Ella se enfadó cuando vio que no la hacía demasiado caso, me hizo un feo que yo aproveché para estirar a muy feo. Así recibí mensajes y mails de tono enfurecido. No me sentí mal por aprovecharme de las circunstancias, porque ella cuestionara mi integridad como persona o porque, simplemente, podría haberle hecho daño a alguien.

Me senti mal porque no me gusta mirar a nadie desde arriba.